¿Sabes esa sensación cuando durante mucho tiempo has querido demasiado a alguien y siempre vives con el miedo de no haberlo olvidado del todo?
Pues sí, cuando has querido mucho a alguien, aunque el resto del mundo no lo entienda, tu corazón siempre tiene un hueco para él, para recordar cada segundo a su lado, ya sea bueno o malo, porque forma parte de un pasado que fue tu vida.
El mundo es caprichoso y siempre te va a exigir que olvides, que cambies, que sigas adelante sin recordar, pero tu corazón te va a pedir sanar poco a poco y esperar a no volver a verle más.
Siempre puede haber algo mucho mejor pero a veces tener un pasado nos puede costar muy caro. Entonces, cuando la vida te obliga a olvidar, es cuando te sientes impotente y te preguntas por qué una y otra vez. Esas personas en tu vida que te obligan a no dar valor a tu pasado se olvidan de que existen mil fotos y archivos de todos esos momentos en los que sonreíste, y no con él.
Sí, es difícil ser el siguiente de un amor así y vivir con el miedo a que aún queden cenizas de ese fuego tan ardiente, pero también hay que pensar en el día a día, las caricias, los besos, los gestos que esa persona hace por ti…no sé, esas pequeñas cosas que continuamente pueden hacerte sentirte más seguro. Y es que aunque por miedo a caer a veces la caguemos y no demos nuestra confianza a la otra persona debido a un amor muy intenso en el pasado, siempre el libro tiene que continuar. Siempre tiene que llegar el momento de pasar la página, de entrar en un capítulo nuevo, de poder vivir sin depender de esa persona, y aunque cueste también hay que ser consciente que esto siempre pasará, hasta en el caso más extremo.
El amor se va…y viene otro. Así funciona esto. Y una historia importante permanecerá en el corazón y en el recuerdo pero quedará ya en el pasado. Solo hay que luchar para que el amor que tenemos en el presente dure lo más posible, porque normalmente por cualquier tontería, siempre se rompe.
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